- Date 24 julio, 2019
¿Qué es?
La córnea es una estructura transparente y la más externa del ojo. Tiene cinco capas, desde afuera hacia dentro son:
1. El epitelio
2. La membrana de Bowman.
3. Estroma
4. Descemet
5. El endotelio.
Todas estas capas tienen varias y diferentes funciones como ser: protección, nutrición, mantener el balance hídrico y así la transparencia de la córnea. No todas las capas tienen el mismo grosor ni función. Nacemos con una cantidad normal de células, aproximadamente 4000 por mm cuadrado, y a medida que transcurre la vida, van disminuyendo. La última capa corneal, el endotelio es la que se ocupa de mantener la trasparencia de la córnea. Cuando el este se daña por traumatismo, operación o por nacer con menor cantidad de células, este pierde su función aumentado la cantidad de agua en la córnea y esta pierde transparencia, provocando dificultad y/o disminución visual.
¿Cuándo se debe trasplantar una córnea?
Una córnea debe trasplantarse cuando cause disminución de visión que afecte la vida cotidiana. Cuando la enfermedad es de origen corneal, la pérdida visual depende del grado de alteración de la córnea. La disminución visual puede ser poca, o llegar a una instancia tal que le impida al paciente desenvolverse con normalidad. La situación, entonces, es variable para cada paciente. Sin embargo, cuando afecta los hábitos normales de vida del paciente es aconsejable operar. Y para ello no es necesario que deje de ver totalmente.
¿Cómo se ve después de la cirugía?
Durante los primeros meses la visión no es muy buena. Esto sucede hasta que las suturas se «acomodan» y dejan de traccionar la córnea. Los puntos serán extraídos gradualmente desde el cuarto mes hasta el año. Durante este período de visión regular la misma se puede mejorar con el uso de anteojos o lentes de contacto.
Posible rechazo
Al ser la córnea un tejido sin vasos, esto genera menor chance de rechazo. Aun así, siempre existe la posibilidad latente de que se pueda rechazar la córnea donante. Esta probabilidad va decreciendo durante el primer año postoperatorio, hasta ser menor al 10%; y menos aún en los años subsiguientes. Es fundamental que el paciente trasplantado conozca posibles signos y síntomas de rechazo del injerto: disminución de la agudeza visual, fotofobia (molestia a la luz), ojo rojo, dolor.
Si aparecieran cualquiera de estos síntomas deberá administrarse los medicamentos que fueron indicados y deberá concurrir a la consulta lo más rápido que pueda.